Denominacion |
Playa de El Perellonet |
Ficha nº 0018 |
Lugar |
El Perellonet |
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Población |
Cullera |
Provincia |
Valencia |
Pais |
España |
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Aportación de |
Viaje Propio |
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Comentario |
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Una de mis ensoñaciones nocturnas siempre ha sido asomarme a la ventana de casa y soñar con coger el coche y marchar en ese mismo momento hacia la costa mas próxima. Y ésta no es sino la costa de Valencia. y más de una vez lo he hecho en estos años, si no por la noche, sí en la mañana del Domingo, para regresar justo atardecido, con la caravana de domingueros.
Pero, a lo que voy. Comenté a Cristina, antigua compañera de trabajo, uno de estos viajes, la debilidad que sentía por Valencia, así como la posibilidad de repetir la escapada para ver "in situ" la "plantá" de las Fallas.
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Cristina, no lo he dicho antes, es de Algemessí, y le causó un cierto asombro nuestra osadía. Es más, consideraba una locura el viaje en un día si bien la visita valía la pena. Y llegó más lejos aún. Ella, sus padres, tienen un apartamento en el Perellonet, algo más abajo del Saler, muy cerca de Valencia y nos lo ofreció para, una vez que íbamos, hacerlo en condiciones y poder pernoctar una par de noches.
Gracias, Cristina. Gracias a la generosidad de tus padres, que nos guiaron en la oscuridad de la noche entre las huertas hasta vuestro apartamento. Por primera vez pudimos contemplar en directo qué era la falla de "Na Jordana", de la "Plaza de la Merced" o del Ayuntamiento, o tantas otras. Pudimos hartarnos de oler pólvora, de estremecernos a cada paso con las explosiones constantes. Comprobamos la cultura de las fallas, grandes y pequeñas, infantiles, de comisiones falleras o institucionales, fallas por todas las esquinas y plazas. Nos sobrecogimos con la "mascletá" en la Plaza del Ayuntamiento y nos confundimos en la inmensa marea humana que en ella confluía.
Nos cansamos de andar todo lo que pudimos, subimos al "Miquelet" mientras, arriba, tocaban las campanas y vimos la preparación de la ofrenda floral del día siguiente a la Virgen de los Desamparados. y todo ello con "El Turista Fallero" bajo nuestro brazo.
Rendidos, llegamos al apartamento de Cristina y, al día siguiente; disfrutamos de un apacible día de playa del mes de Marzo. La torre de apartamentos, casi vacía; el balcón abierto sobre la playa desierta. Un día de azul intenso, arena suave y mar frío en el que solo mis hijos y mi cuñada Beatriz (ya nos ha acompañado otras veces, una de ellas le picó un pez) se atrevieron a meterse.
Ya a mediodía nos llegaba por la línea de playa el eco de la "mascletá" correspondiente a aquel día, como si una tormenta sonase acercándose o se produjera una lejana batalla naval.
Desde aquel viaje hemos vuelto a Valencia por Fallas, año sí, año no. Ya entonces sólo en viaje de ida y vuelta en el día. No es cuestión de abusar de los amigos generosos. |
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