Denominacion |
Playa de Esteiro |
Ficha nº 0017 |
Lugar |
O Barqueiro |
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Población |
O barqueiro |
Provincia |
A Coruña |
Pais |
España |
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Aportación de |
Viaje propio |
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Comentario |
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La playa de Esteiro pertenece al municipio de O Barqueiro, el más oriental de la costa de A Coruña. Acostado sobre la ladera de un monte, sus blancas casas descienden hasta el puerto formado junto a la desembocadura del Sor.
El río Sor aún es río salmonero o, al menos, lo era en la época en que lo visité. Conserva todavía, aguas arriba, las esclusas ideadas para la identificación de los salmones que hacen la remontada. . |
A poca distancia del centro piscícola se encuentra un paraje cuanto menos curioso, denominado "la silla de Franco" y es que allí, mediante un original artilugio de poleas, se emplaza una silla corrediza de un lado al otro de las estrechas márgenes del río y en la que, supuestamente, se sentaba el general Franco para realizar sus incursiones pesqueras, eligiendo el punto óptimo sobre el cauce del río.
Tiene O Barqueiro un recoleto y abrigado puerto de mar, de postal, al que, al atardecer regresan unas pocas decenas de barcos con sus pesquerías.
Al otro lado del monte, cruzando el istmo que forma el cabo de Estaca de Bares por entre los bosques de eucaliptos se sitúa la playa de Esteiro. Playa de bandera azul, con un chiringuito de temporada y una zona que antes era de acampada controlada pero libre. Está abierta a esa mezcla que surge donde el Cantábrico va perdiendo identidad en favor del Atlántico, lo que significa aguas frías, fuerte oleaje, mareas profundas que, a menudo, hacen desaparecer casi toda la playa, y un lateral de la misma abrupto y rocoso en el que se crían abundantes mejillones salvajes.
Desconocíamos la prohibición de la recogida indiscriminada de los tales mejillones, así como los riesgos de intoxicación que corríamos, de modo que realizamos una más que menuda colecta, lo cocimos como pudimos y nos los comimos... y hasta ahora.
Junto a la playa desemboca un riachuelillo de los muchos que desaguan por la zona, lo que nos proporcionó momentos deliciosos de pesca primitiva y a menudo infructuosa de los incautos peces que veíamos merodear por él. También conocimos de primera mano (de la mano de la Cruz Roja del lugar, mas bien) la existencia del "escarapote", un pez en otros lugares denominado "pez araña" que, desde milímetros por debajo del fondo de arena de la playa, clava el aguijón de su aleta dorsal en los pies no avisados. Su picadura es muy, muy dolorosa. Testigo de ello es mi cuñada |
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